Comentario
Antes incluso del establecimiento del gobierno mogol, la economía india no era, por supuesto, una simple economía natural de subsistencia. Desde tiempos muy remotos, en la India se practicaba un considerable comercio interno, así como intercambios externos con los países ubicados hacia el Occidente y el Oriente. En numerosos centros del país, la manufactura artesanal -sobre todo en los diversos tipos textiles y metales- ya era bastante especializada. Las manufacturas urbanas estaban destinadas a la exportación y en el interior solamente a la corte imperial y a la nobleza.
Aunque cada población fuera autosuficiente y basara su economía en un sistema autárquico, la existencia de grandes ciudades implicaba la aparición de una considerable circulación regional de productos agrícolas; asimismo, el comercio exterior se intensificará en el siglo XVIII por el aumento de los intercambios marítimos con Europa.
Sin embargo, varios factores impedían que la economía alcanzara un mayor desarrollo: las aldeas eran casi autosuficientes y sólo satisfacían una mínima parte de sus necesidades desde el exterior; el comercio se realizaba sólo entre las grandes ciudades y estaba bastante restringido, por el costo del transporte, los malos caminos y, muchas veces, por el incumplimiento de las leyes y el desorden que reinaba en muchas partes. Otro factor limitativo era el volumen del excedente y, en especial, del excedente en dinero del que disponía la clase dirigente, que provenía esencialmente del campesinado. En una palabra, era un ingreso inelástico y restringido por leyes tradicionales.
Parece que si bien las bases de la organización de la sociedad aldeana india eran bastante similares en todas las zonas, no debe perderse de vista la existencia de importantes variaciones regionales y locales. Así, en algunas de ellas, como las habitadas por las castas superiores, que no tocaban el arado, debió existir una gran cantidad de trabajadores asalariados o semiserviles. Algunas aldeas se especializaban en determinadas tareas y producían materias, como el índigo, el azúcar de caña, las semillas oleaginosas, no sólo para el consumo local sino también para un amplio mercado.
No sabemos hasta qué punto el estilo de vida de las aldeas de esas regiones coincidía con el de aquellas en las que prevalecía ampliamente la agricultura de subsistencia.